Por Octavio Camelo Romero
La crisis moral, la crisis política, la crisis financiera y el lodo que le han arrojado a la UAN, hasta el momento no han afectado gravemente la calidad académica de la Universidad. Se siguen manteniendo sus más de 100 miembros del Sistema Nacional de Investigadores y sus más del 60 por ciento de la plantilla de profesores universitarios con perfil Promep, así como se mantienen sus más del 50 por ciento de sus Programas Académicos Acreditados y en el Padrón de Excelencia.
La calidad académica de la UAN, reconocida por las instancias académicas de acreditación, la SEP y el CONACYT, hecha por tierra la acusación de sus detractores de que en la Universidad no se trabaja y de que la academia está en manos de aviadores y malvivientes. Sin embargo, es preciso aprovechar el momento crítico que está viviendo para “Refundar” a la Universidad Autónoma de Nayarit.
Recuerdo una fundación y tres intentos de refundación. La fundó el Dr. Julián Gascón Mercado, el siguiente intento fue con el Lic. Roberto Gómez Reyes con el otorgamiento de la Autonomía. Después fue con el coronel Rogelio Flores Curiel y el Lic. Javier Germán Rodríguez Jiménez como Rector, y el último intento fue con el Rector Javier Castellón Fonseca, quien hizo el intento más preciso de una nueva estructuración por Áreas del Conocimiento o del Saber en un esquema de Competencias Profesionales. Y ha llegado el momento de otro intento, el intento que resuelva las relaciones que deban existir entre la actividad universitaria y la solución de los problemas científicos y tecnológicos de los agroproductores, de los pescadores, de los ganaderos, de los agroindustriales, de los mineros, de los madereros, del turismo, etc. Y, sobre todo, de la salud y bienestar de la población nayarita.
Pero además, el nuevo intento ha de resolver el problema de la relación interna de los sectores universitarios y de los órganos de gobierno universitario. Se debe de evitar la concentración de Poder en algún sector como está sucediendo en este momento. Se debe equilibrar el poderío sectorial. Se debe equilibrar la concentración de Poder que actualmente tiene el Rector. Se debe acabar con la función rectoral de ser “Juez y Parte”. El Rector es una especie de titular de un Poder Ejecutivo Universitario, razón por la cual no debe presidir al Consejo General Universitario que fungiría como el órgano colegiado encargado de legislar sobre la vida interna universitaria y vigilar el cumplimiento de los acuerdos. Y un tercer órgano, encargado de las controversias. Además, debe haber una instancia de transparencia al público de toda la actividad, moral, política, económica y académica de la Universidad. Respecto al Patronato de la UAN, se debe precisar que debe gestionar la puntual entrega del sobreimpuesto cobrado por el Gobierno del Estado y Ayuntamientos. Se deben precisar las instancias y los mecanismos para exigir la entrega de ese dinero al Patronato, cosa que no se hace y por eso tanto Ayuntamientos como Gobierno del Estado, no lo entregan. Por otra parte, el Patronato por si solo debe evaluar en qué invertir el dinero recaudado. Estas son algunos cuestionamientos de entrada. En fin.
Opina sobre este artículo...