Por Enrique Quintana
En las elecciones del pasado 6 de junio, Morena y sus aliados obtuvieron 20.2 millones de votos para diputados federales.
Las expectativas de los morenistas eran que, por lo menos la mitad de los que votaron por los partidos afines al presidente López Obrador, fueran los participantes en la consulta popular del domingo.
Las cosas no fueron así. El conteo rápido del INE nos muestra que la participación llegó a 7 millones de personas.
La cifra, sin embargo, es muy superior a lo que muchos detractores pensaban.
Algunos consideraban que no más de 1 millón de personas iban a acudir a las urnas el domingo. La realidad tampoco fue como ellos creían.
¿Qué es lo que significa el resultado de la consulta en términos políticos?
A mi parecer son dos cosas.
1.- Morena sigue siendo el partido político con mayor capacidad de movilización que hay en México. Guste o no a los críticos, no es nada fácil que 6.7 millones avalen con su participación una consulta que era confusa y de resultados inciertos, a la cual la oposición le hizo el vacío. Aquellos que celebran que Morena no logró que votaran los 37 millones requeridos para hacerla vinculante, deben voltear a ver a los partidos opositores.
2.- La maquinaria política de Morena es mucho más limitada de lo que sus propios partidarios creen. Para ellos, haber logrado que 7 millones en números redondos votaran no es ni lejanamente un éxito. Saben que para capitalizar políticamente la consulta al máximo necesitaban una participación mucho mayor. Adentro de Morena habrá quienes paguen una factura por este resultado.
3.- El gobierno federal y sus partidarios van a tener en la consulta un motivo más para golpear al INE. Más allá de que, desde el punto de vista organizativo, la consulta pudo realizarse sin mayor problema, la justificación del gobierno para una participación menor a lo prevista es la falta de difusión del INE y lo que el presidente denominó “la falta de entusiasmo” para promoverla.
4.- La consulta fue un ejercicio de calentamiento para el episodio verdaderamente importante, que es la consulta por la revocación de mandato que se realizará en marzo del próximo año. Quienes suponen que ante la baja participación del domingo quizá no se celebre la del próximo año, no tienen en cuenta que el tema de la revocación de mandato es parte del diseño estratégico del sexenio de AMLO. No hay forma de que se cancele.
5.- Los que suponen haber ganado porque 93 por ciento no participó, me parece que van a tener que revisar su diagnóstico. La gente no salió a votar por los errores de Morena y del gobierno, no por los méritos de quienes rechazaron la consulta. Son dos cosas completamente diferentes.
Un proceso político como el del domingo es muy complejo porque no permite una sola lectura. No hubo un ganador y un perdedor. Casi todos ganaron y perdieron al mismo tiempo, y eso hace complicado hacer un balance objetivo de las cosas.
Los hechos se sesgan en función del interés de cada fuerza política o de las preferencias de cada persona.
Lo que no puede dejar de plantearse es que resultaron un interesante laboratorio del cual, a mi parecer, sacaron más aprendizaje Morena y el gobierno, que la oposición.
Además, el tono ambiguo de las expresiones del presidente López Obrador en la mañanera del lunes, muestran que hay la intención de sacar todavía más raja política de la consulta.
Cuando dice que no se descarta un juicio a los expresidentes quiere decir que está la puerta abierta para que, de ser necesario, se use el aparato del Estado para desacreditar a alguno o algunos de los exmandatarios, si ello es políticamente rentable, justificándose en lo que la ciudadanía expresó en las urnas.
Dele tiempo a AMLO y verá que para él los hechos del domingo no fueron un ejercicio ocioso, sino un proceso que va a aprovechar a cabalidad.
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