Por Luis Miguel González
Tenemos un problema: nos sobran datos. Eso hace difícil centrar la atención sobre las cosas que más importan. México dejó de ser una de las 15 economías mas grandes del mundo en algún momento del 2021. Este dato merece atención y ha pasado casi desapercibido. Éramos la economía numero 12 en la primera década de este siglo. Pasamos al casillero 13 y 14 en la segunda década y ahora estamos en el número 16.
¿Qué hicimos para merecer esto? ¿Qué sigue… recuperaremos posiciones o seguiremos cayendo? No hay respuestas fáciles, ni tampoco exentas de ideología. Primero los datos. El valor total de los bienes y servicios que produjo la economía mexicana en 2021 equivale a 1.04 billones de dólares, de acuerdo con datos del Banco Mundial, esta cifra es menor a la que teníamos en 2015, entonces el PIB mexicano fue 1.17 billones de dólares.
En el último lustro nos rebasó Indonesia, un país que se parece al nuestro en dos cosas: recursos petroleros y vocación turística. Nada más. Su economía valía 860,000 millones de dólares en el 2015. Ahora vale 1.09 billones de dólares. ¿Ellos van para arriba… nosotros vamos para abajo? Los datos del último lustro nos sirven pero pueden confundir. Está el covid y, en el caso de México, la 4T. Para entender, puede ser útil ir más lejos.
En 1980, la economía mexicana producía 205,000 millones de dólares. La economía de Indonesia era un poco más de un tercio de la mexicana, valía 72,480 millones de dólares. Para ganar perspectiva, podemos incluir a Corea del Sur, que ahora es la décima economía del mundo. Produce bienes y servicios por un valor de 1.56 billones de dólares. En 1980, su PIB era 65,000 millones de dólares. Si quieren echarle sal a la herida, tengan en cuenta que su economía producía 9,000 millones de dólares en 1970. Por aquel entonces, en México producía 35,520 millones de dólares anuales.
Nos comparamos con Corea del Sur porque es un caso de éxito. Ellos no tienen recursos naturales pero implementaron con éxito una política industrial, que combinó imaginación y disciplina. Fueron capaces de desarrollar ciencia y tecnología, al punto que tienen patentes en industrias como la electrónica, automotriz y son uno de los mayores desarrolladores y productores de semiconductores.
En las cuatro décadas también nos rebasaron China e India. La economía de cada uno de estos países era menor a la de México en 1980. India es ahora más grande que Francia y tiene 2.5 veces el tamaño de la economía mexicana. China es 14 veces más grande que México. Nos queda el consuelo de que seguimos siendo más grandes, si consideramos el PIB per cápita. En el caso de China, esto no durará mucho tiempo más. Con el Dragón, lo cuantitativo se está volviendo cualitativo. En la próxima década se convertirá en la mayor economía del mundo. Al final de los años treinta de este siglo, si no pasa nada excepcional, cada chino tendrá un PIB per cápita parecido al que tiene un país europeo de ingreso medio.
No miren arriba, se llama una película de Netflix que nos cuenta una fábula sobre la caída de un meteorito que destruirá el mundo. Cuando se trata del PIB, no miren arriba los que no quieran aprender ni deprimirse. Podemos mirar hacia abajo y extraer lecciones de dos países cercanos. La economía de Argentina era mayor a la de México en 1980. Ahora es equivalente a menos de 40% de la economía mexicana, vale menos de 400,000 millones de dólares. Venezuela tenía un PIB de 393,200 millones de dólares en 2010. Ahora está por debajo de los 47,000 millones de dólares.
¿Por qué fracasan los países? No hay una explicación fácil. Se requiere más de un libro y cientos de conversaciones para entenderlo. Así se llama un gran libro, escrito por Daron Acemoglu y James Robinson. Ellos apuntan a la interacción de factores políticos y económicos para explicar “el crimen”. La cuestión tiene un lado B, ¿por qué progresan los países?
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