BAHÍA DE BANDERAS: LA INDIFERENCIA SOCIAL

Por DR. FERNANDO MEDINA MIRALRÍO

Bahía de Banderas se ha convertido en botín; hay riqueza y todos quieren disponer o gozar de ella. El problema es que hay una gran indiferencia política y ciudadana para solucionar y prever los grandes problemas presentes y futuros que atañen al municipio más importante de Nayarit.
Hoy se juega artificiosamente con los conflictos para obtener beneficios particulares.
Los que hablan sobre desarrollo urbano ordenado, son los primeros que lo trasgreden; son actores sociales falsos, pues atrás de ellos hay un interés oculto y la búsqueda de un beneficio personal. Cada parcela de poder de empresarios, desarrolladores urbanos, políticos, luchadores sociales y ambientalistas ha generado su propia agenda. La confrontación es añeja, algunas veces por las posiciones encontradas y otras por el ego arraigado de quienes dicen tener la verdad.
Hay una ausencia absoluta de políticas públicas que puedan ser asimiladas por todos los estratos y los sectores sociales y productivos. Unos se preocupan por el turismo, otros por el agua, el empleo, la movilidad, el crecimiento desordenado, la oferta inmobiliaria y la especulación sobre los bienes raíces, y otros por cuidar los votos y los más pobres por comer. Cada uno por separado está llevando al caos a Bahía de Banderas. No hay un concierto en la dirección a seguir; la opinión común es que se debe de actualizar el Plan de Desarrollo Urbano, como si esta actualización viniera a generar la solución de los graves problemas que se avecinan. Enorme error la limitada visión de pensar que el Plan de Desarrollo Urbano es la salvación de la apokálypsis bahíabanderense.
Bahía de Banderas tiene un contexto productivo especial, la línea divisoria principal es la Carretera Federal 200; hacia el Océano Pacífico: turismo hotelero y residencial, bienes raíces y riqueza; hacia la Sierra de Vallejo: agricultura, comercio, mano de obra, marginación y pobreza. ¿Qué se ha hecho para buscar una integración que armonice esta desigualdad en servicios públicos?
El sistema de transporte público y privado que recorre desde los centros de población donde viven empleados y trabajadores y se trasladan hasta las zonas hoteleras, es conflictivo, tardado, tortuoso, peligroso, caro e insuficiente; los conductores denigran al ciudadano, lo trasladan hacinado, sin seguro de vida, sin respeto, compitiendo en velocidad entre ellos y sin cumplir con las normas de tránsito y vialidad. No existe orden en este tipo de servicio público de transporte colectivo, la razón es evidente, hay un exceso de corrupción. La autoridad se vendió y los ha convertido en intocables. Los usuarios se quejan y protestan cada día, pero nadie los escucha, o sí los oyen, pero los ignoran. No hay una planeación adecuada de esta movilidad que facilite la vida y el caminar de los ciudadanos desprotegidos.
La falta de educación cívica y ambiental en los miles de ciudadanos genera una alta contaminación y niveles muy elevados de producción de basura. Por todos lados se observan desechos y acumulación de inmundicia. Cerros de bolsas negras, colchones, pañales, envases de agua y de refrescos, latas de cerveza, y cientos de envolturas de frituras volando por las banquetas, parques y cauces de arroyos que desembocan en el mar. Nunca se ha visto un programa gubernamental que cree conciencia y compromiso social para cuidar la imagen urbana y el medio ambiente, por el contrario, cada vez hay más bardas anunciando candidatos y bailes populares, así como espectaculares que alteran el equilibrio visual. Entre indiferencia y valemadrismo, negocio y corrupción, se desenvuelve la dinámica social en las zonas rurales, semiurbanas y en vías de urbanización. Tenemos que aceptar que la población carece de conciencia ambiental, pero lo más preocupante es que no hay acciones gubernamentales que la despierten; ninguno de los tres niveles de gobierno se acerca con programas permanentes y continuos a los sectores populares, para orientarles, educarles y concientizarles sobre la importancia de cuidar y preservar el medio ambiente y la sana convivencia urbana. Ni siquiera en San Pancho y Sayulita donde han emergido organizaciones civiles sólidas y fuertes se ven estos esfuerzos; cada una de ellas traen por separado sus respectivos temas.
Se escucha en el medio político que GIRSSA (Grupo Integral de Recolección y Reciclados de Occidente Sociedad Anónima) es la culpable; revisan el contrato de recolección y clasificación de basura una y otra vez; los trienios pasan y la deficiencia del servicio no se corrige. ¿Quién metió al municipio en este costal? ¿En 15 años no ha sido posible reinventar otra solución más eficiente? ¿Por qué existe esta tolerancia de la autoridad que repercute en la convivencia social?
Hay muchos temas delicados y urgentes que deben de atenderse con visión integral y de futuro; debe de convocarse de inmediato a un diálogo entre las organizaciones civiles preocupadas por Bahía de Banderas, y despojados sus líderes y representantes del egocentrismo y la vanidad, perfilar el rumbo que debe de tomar el municipio más destacado de Nayarit. Sin depender de los políticos y los gobiernos, la ciudadanía y la sociedad civil deben de posicionarse como rectoras del destino claro y objetivo de Bahía de Banderas. Tenemos muestras muy evidentes de cómo las ocurrencias de los políticos han hecho daño al desarrollo económico y social.
El crecimiento urbano y la oferta inmobiliaria está en su esplendor; vienen hoteles, desarrolladores grandes y pequeños, se construye por doquier. ¿Y la infraestructura urbana: sistema de abastecimiento de agua; descargas residuales; estacionamientos;
banquetas; paraderos de autobuses; y demás requerimientos de una ciudad; cómo se está atendiendo? Estamos creciendo en el desorden y con desorden. Playas de Huanacaxtle en Bucerías, tiene preocupantes problemas de descargas de aguas negras y de circulación; Sayulita carece de oferta para estacionarse y hay una enorme dificultad para transitar; la Zona Dorada de Bucerías con drenaje insuficiente y viejo, con falta de estacionamientos y con excesiva densidad de edificios, y en la zona popular (al otro lado de la carretera 200) basura, contaminación, crecimiento sin orden; Valle Dorado, con sobre población y de destino habitacional se convirtió en zona de servicios diversos. Cada rincón de Bahía de Banderas puede ser revisado y siempre habrá una coincidencia: desorden. ¿Cuáles son los compromisos sociales de los inversionistas para con las localidades? ¿Aportan para mejorar la infraestructura urbana? ¿Se preocupan por el problema futuro de Bahía de Banderas?

 

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