Dormir mal o poco te afectará más de lo que crees en tu salud mental y física a largo plazo.
¿Duermes poco y crees que es normal? Pues no, dependiendo de tu edad debes dormir un mínimo de horas para funcionar correctamente a lo largo del día, además de que tener trastornos del sueño te afectará más de lo que crees en tu salud mental y física a largo plazo.
De acuerdo con la Clínica Mayo, una de las más prestigiosas en Estados Unidos, no todas las personas deben dormir la misma cantidad de horas, pues depende mucho de la edad; por ejemplo, los adultos deben dormir siete horas o más durante toda la noche y de manera continua.
Los médicos de esa institución recomiendan que un adulto mayor debe descansar el mismo número de horas que los adultos jóvenes, pero las personas más grandes suelen tener un sueño más liviano lo que hace que se despierten más, por lo que no deben estresarse si no cumplen con la “cuota”. Eso sí, si por más que te esfuerzas no puedes conciliar el sueño, sin importar la edad, lo más recomendable es acudir con un profesional.
«Para los adultos, dormir menos de siete horas por noche con regularidad se vincula con un estado de salud deficiente, que incluye aumento de peso, un índice de masa corporal de 30 o más, diabetes, presión arterial alta, enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular y depresión”, explica la Clínica Mayo en su sitio web.
¿Cuáles son los horarios recomendados?
Bebés de 4 a 12 meses, dormir de 12 a 16 horas por cada 24.
Niños de 1 a 2 años, dormir de 11 a 14 horas por cada 24.
Menores de 3 a 5 años, dormir de 10 a 13 horas por cada 24.
Infantes de 6 a 12 años, dormir de 9 a 12 horas por cada 24.
Los adolescentes de 13 a 18 años, dormir de 8 a 10 horas por cada 24.
Recomendaciones para dormir más y mejor
Dormir a la misma hora cada noche, levantarse a la misma hora cada mañana.
Evitar las siestas después de las 15:00 horas.
Mantenerse alejado de la cafeína y el alcohol por la noche.
Evitar la nicotina por completo.
Hacer ejercicio con regularidad, pero no hacerlo 2 a 3 horas antes de la hora de acostarse.
No comer una comida pesada por la noche.
Tener un dormitorio cómodo, oscuro, tranquilo y que no esté demasiado cálido, ni muy frío.
Seguir una rutina que ayude a relajarse antes de dormir (por ejemplo, leer o escuchar música).
Consultar a un médico si los problemas para dormir son muy recurrentes.
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