Convirtamos a México en un país de clase media

Por  Armando Regil Velasco /EL ECONOMISTA

Convertir a México en un país de clase media debe ser nuestra prioridad. Nunca antes había sido tan importante tomarnos este desafío en serio. El número de mexicanos sobreviviendo en condiciones de pobreza y pobreza extrema se ha multiplicado con este gobierno y no podemos permitir que esta realidad se deteriore a tal velocidad. Es deber de justicia impostergable.

Los mexicanos tenemos una deuda entre nosotros con millones de compatriotas que subsisten con lo mínimo cada día, todos los días. Su condición de pobreza le viene como anillo al dedo a políticos miserables que ven en la ignorancia y la pobreza su trampolín para manipular, comprar, engañar y llegar al poder. Una vez ahí, lejos de trabajar para mejorar su calidad de vida, lo único que hacen es perpetuar la pobreza para mantener ese círculo perverso de manera que puedan quedarse en el poder a costa de la dependencia malvada que crean y sostienen.

Por eso el presidente se empeña en romantizar la pobreza y atacar a la clase media. Porque no quiere que los pobres aspiren a más pues sabe que se le derrumbaría su circo de cuarta. Sin pobres, no existiría su proyecto político, ni su partido, ni su movimiento. Los necesita y por eso los explota y los multiplica. Deteriora la realidad para presentarse como el único capaz de ayudarlos y “salvarlos” cuando su verdadero propósito es hacerlos más dependientes y hundirlos para que “coman de su mano”.

El gobierno actual bajo un solo mando, odia a cualquier persona que piense, que cuestione, que estudie y aprenda, que se supere, que crezca y se desarrolle. Odia la ciencia, la tecnología y la innovación. Odia todo lo que tenga el potencial de desmentirlo, desenmascararlo y hacerle contrapeso. Odia todo lo que sirva para abrir los ojos de aquellos a quienes ha hipnotizado, todo lo que suponga una ayuda verdadera para mejorar su condición, nivel y calidad de vida. Por eso es tan perverso.

De ahí que tiene una misión muy clara: que millones de mexicanos, lejos de aspirar a una vida mejor, sigan hundidos en la miseria y muy resignados; “felices por ser pobres” para depender del “falso mesías”, de sus dádivas y migajas, de sus programas clientelares que sólo buscan afianzar su poder. Por eso es urgente hacer exactamente lo contrario, abrirnos completamente para diseñar nuevas formas y estrategias de combatir la pobreza, desde la unidad, con una visión completamente distinta y profundamente humana.

No podemos contrarrestar esta narrativa engañosa sólo con palabras. Necesitamos acciones distintas. Es hora de (RE)imaginar a México desde el amor y la solidaridad y no desde el ego y la política. Necesitamos co-crear nuevas realidades y nuevos ecosistemas a partir de generar soluciones creativas para atacar las causas estructurales de la pobreza. Los mexicanos tenemos la capacidad y el talento para que, en un esfuerzo sin precedentes, distintas fuerzas se unan para generar nuevos proyectos que detonen empleos y oportunidades en tantas zonas donde las personas han sido olvidadas.

Así se ha expresado el jefe del Estado mexicano en contra de la clase media: “Un integrante de clase media media o media alta, incluso con licenciatura, con maestría, con doctorado, está muy difícil de convencer. Es el lector de Reforma… Es para decirle, siga usted su camino, va usted muy bien… Porque es una actitud aspiracionista, es triunfar a toda costa, salir adelante, muy egoísta. Ah eso sí, van a la iglesia todos los domingos, o a los templos y confiesan y comulgan… La verdadera doctrina del conservadurismo (quienes no quieren cambios, quieren mantener el status quo) es la hipocresía. Son clasistas.”

Esta embestida contra la clase media es una advertencia y al mismo tiempo una señal. La advertencia es que buscará polarizar aún más para que el odio entre mexicanos crezca y así sacar ventaja política. No caigamos más en este juego. La señal es que, al odiar tanto a la clase media es porque sabe que, de ser más grande y más fuerte, no tendría posibilidad de seguir manipulando y destruyendo porque la clase media es un muro de contención a su proyecto autoritario.

Dentro de la clase media hay historias extraordinarias que nos inspiran a superarnos cada día más pues el esfuerzo y el trabajo son factores clave para la movilidad; historias que nos enseñan que el futuro no está definido y que siempre podemos aspirar a una vida mejor y trabajar para que suceda. La clase media tiene una convicción: no queremos perder lo que con tanto trabajo hemos logrado. Por eso nos toca defendernos y defender a México. Es hora de ayudar a millones de mexicanos a salir de la pobreza para que nadie los utilice y así lograr que cada mexicano pueda elegir su futuro en Libertad. No será fácil ni rápido pero lo vamos a lograr.

Es hora de demostrar que, aspirar a ser mejores, no sólo no está mal sino que es deseable y posible. Es hora de ayudar a que esta aspiración no sea de unos cuantos sino de cualquier mexicano que quiera ser y estar mejor. Es hora de hacer que la clase media crezca haciendo lo que hasta ahora no hemos hecho. Iniciemos esta conversación para co-crear juntos hasta lograrlo.

*Armando Regil Velasco es Presidente Fundador del Instituto de Pensamiento Estratégico Ágora A.C. (IPEA). Primer Think Tank de jóvenes mexicanos y de Un millón de jóvenes por México.

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