Por Ivonne Melgar
En Morena, el 6 de junio, hubo traición, gritan los militantes de la llamada ala de los puros, evidenciando que las pugnas se profundizan con el banderazo de salida de la sucesión presidencial.
Otros solicitan que se convoque a un congreso nacional y a la renovación de los consejos estatales del partido con el propósito de recuperar terreno frente a la dirigencia.
El pasado miércoles, la secretaria de Mujeres de Morena, Carol Arriaga, se pronunció por regularizar el padrón y señaló que el CEN no ha sesionado desde el 28 de abril.
También la semana anterior, John Ackerman señaló que “una paulatina destrucción de la institucionalidad democrática del partido ha ido cerrando una por una todas las puertas a la participación de la militancia”.
El académico y promotor de la llamada Cuarta Transformación argumentó que los estatutos de Morena señalan que, después de un proceso electoral federal, debe convocarse a un Congreso Nacional para renovar la dirigencia del partido, es decir, los integrantes del comité ejecutivo, mediante una movilización en todo el país que implica la elección desde las bases de sus representantes y consejeros estatales.
John Ackerman sostuvo que un Congreso Nacional morenista tendría facultades para nombrar a un nuevo presidente y a una nueva secretaria general, lo que abriría un litigio en torno a la legalidad de la designación que por la vía de encuestas hizo el INE en octubre, por mandato del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, de Mario Delgado y Citlalli Hernández.
“Necesitamos generar un liderazgo legítimo”, alegó el morenista. Sin embargo, a diferencia del pasado inmediato en que los pleitos internos se expresaban en los espacios partidistas, el presidente Mario Delgado consiguió hace 10 días un manotazo que cimbró a los grupos contrarios a su dirigencia.
Se trata del resolutivo de la Comisión Nacional de Honor y Justicia (CNHJ) de Morena que, firmado por sus cinco integrantes, condenó “enérgicamente las manifestaciones ocurridas en el marco del evento de la celebración de los 3 años de las victorias del pueblo”.
Eloísa Vivanco, presidenta de la CNHJ, Donají Arroyo, Zazil Carreras, Alejandro Viedma y Vladimir Ríos descalificaron la rechifla que sonó en el Auditorio Nacional, el primero de julio, cuando hablaba Mario Delgado, señalando que esas expresiones en contra de la dirigencia “demuestran un espíritu contrario a los principios democráticos y de unidad que deben primar en la convivencia entre compañeros de partido y de proyecto de nación”.
Ese acto, donde los asistentes corearon “¡Presidenta, presidenta!” a la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, también se consideró el arranque de la carrera presidencial hacia el 2024, hecho que fue avalado el 5 de julio por el presidente López Obrador al enumerar los nombres de sus posibles sucesores y dar por finiquitada la práctica del tapado.
En este nuevo contexto, el respaldo de la CNHJ a la dirigencia de Mario Delgado confirmó el control que actualmente tiene sobre las instancias partidistas y la disciplina que éstas han optado guardar por el momento.
Lo mismo sucedió con las designaciones que la Comisión de Encuestas y la Comisión de Elecciones del partido avalaron durante el reciente proceso electoral. Ambas instancias, junto con la Comisión Nacional de Honor Justicia, fueron claves en el cierre de filas en torno a la candidatura de Félix Salgado Macedonio, primero, y posteriormente en el relevo de ésta, que recayó en su hija Evelyn Salgado Pineda, gobernadora electa de Guerrero.
Aun cuando en ese caso hubo movilizaciones de la militancia y de legisladoras reclamando una rectificación, Mario Delgado consiguió que dichos espacios partidistas legitimaran esos nombramientos.
Lo mismo ha sucedido ahora con el regaño a los organizadores de la rechifla, atribuible al ala pura de la CDMX que lidera Citlalli Hernández y a quien se le identifica como aliada en el partido de la jefa de gobierno.
Y es que la resolución de los consejeros de Honor y Justicia critica esas formas de protesta porque, se alega, generan una percepción mediática de un partido dividido y en conflicto, contraria “al espíritu de unidad que prevalece al interior de Morena”.
Este mensaje de la cúpula de Morena se difundió la noche del viernes 9 de julio, desatando la inconformidad en los corrillos del partido y que hizo público John Ackerman en su cuenta de Twitter, calificando el llamado como un acto “estalinista” de amenaza y censura.
También en esa red digital, otro morenista destacado en la conversación pública de ese partido, Hernán Gómez Bruera, calificó de ridícula la crítica de Ackerman porque ni siquiera, dijo, había sanción.
Fernando Coca, del grupo de los moderados en Morena, y que acudió a la reunión del sábado 10 de julio en la que el canciller Marcelo Ebrard confirmó sus aspiraciones presidenciales, comentó: “Los puros al ataque con el doctor, doctor como ariete”.
Pedro Miguel, considerado ideólogo del partido e integrante de la Comisión de Encuestas, hizo una petición a Ackerman: “Prudencia, John”. Y subrayó con una flecha cómo el tuit crítico al resolutivo de la CNHJ había sido retuiteado por Felipe Calderón.
Y aunque se trata del mismo pleito que se expresó en la renovación de la dirigencia en 2020, cuando la presidenta del Consejo Nacional del partido, Bertha Luján, buscó frenar la llegada de Mario Delgado, mediante la candidatura de Porfirio Muñoz Ledo, el presidente del partido logró hace cinco días que los futuros nombramientos morenistas en la Cámara de Diputados recaigan en dos legisladores de su grupo político, con la confirmación de Ignacio Mier Velazco como coordinador y el cargo de presidente de la Mesa Directiva en el actual representante ante el INE, Sergio Gutiérrez Luna.
Llamó la atención que la exdirigente de Morena, Yeidckol Polevnsky, diputada electa, quien también contendió por la presidencia del partido el año pasado, este jueves 15 de julio ni siquiera se inscribió para competir por ninguno de los dos cargos parlamentarios.
También hay repliegue por parte del Consejo Nacional que se encuentra al margen de esas definiciones, al igual que su presidenta Bertha Luján, quien no se ha pronunciado en torno a la coyuntura partidista, aun cuando en 2020, ante el triunfo de Mario Delgado prometió que habría resistencia a su gestión.
En el peor de los casos, el presidente del partido ha padecido la toma de la sede de Morena y los castigados chiflidos del Auditorio.
Pero hasta ahora, la resistencia interna no ha conseguido posicionarse y ejercer una correlación de fuerzas frente a Mario Delgado.
Y si bien en 2020, la idea de Bertha Luján resultó exitosa porque la candidatura de Muñoz Ledo aglutinó a los puros inconformes con el ascenso de quienes ellos consideran unos advenedizos, la campaña del destacado parlamentario se les salió de control, cuando acusó a su competidor de estar cooptando voluntades en una avanzada de las aspiraciones presidenciales de Marcelo Ebrard.
Pasadas las elecciones, las aspiraciones del canciller han sido avaladas por el presidente López Obrador, al incluirlo en la lista de sus posibles sucesores, mientras la dirigencia de Mario Delgado tiene a su favor el hecho de que el partido debe concentrarse ahora en lograr una amplia participación en la consulta popular del próximo 1 de agosto. Y, posteriormente, en ganar de manera significativa la revocación de mandato, prevista para 2022, así como las elecciones estatales de ese año.
Adicionalmente, la adelantada carrera presidencial ha abierto nuevos frentes para los puros de Morena que este fin de semana se quejaban del supuesto fuego amigo que, alegan, explicaría las derrotas electorales en la Ciudad de México, hace seis semanas.
“Vimos la traición en las filas de nuestro partido y nuestro movimiento. Y hoy el propio senador (Ricardo) Monreal lo ratifica, que es un traidor, porque acaba de declarar que él va a estar en la boleta en 2024, con Morena o sin Morena. Y por eso operó e hizo fraude en Cuauhtémoc y cree que nos chupamos el dedo. Pero todos tenemos claro qué pasó”, sostuvo Manuel Oropeza en un acto partidista el sábado.
El video de la denuncia fue compartido por la diputada Dolores Padierna en su cuenta de Twitter con un mensaje que confirma la guerra declarada que viene: “Contundente la declaración de mi compañero Manuel Oropeza, quien afirmó que el pasado 6 de junio hubo traición al interior de @PartidoMorenaMx de personajes que no tienen principios, lealtad, al Proyecto de Nación de la @4Transformacion”.
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