VIOLENCIA FAMILIAR EN NAYARIT – En la opinión del LIC. LUIS MARTÍN H. ULLOA

JURIS POPULIX TANTUM

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Este fenómeno social cada día más creciente, tiene sus orígenes desde los anales de la humanidad, y deviene justamente porque a la mujer no se le ha entendido todavía su real y verdadero papel en la vida.

En las décadas de los años 40, 50, 60, 70 y a más atrás todavía, en los años de la post-revolución Mexicana, vemos a la mujer viviendo bajo el imperio masculino, sin poder de decisión inclusive para ella misma, sin posibilidades de desarrollarse como ser humano, mal vestida, mal calzada, pesimamente alimentada, sufrida en todos sus aspectos, con su vientre regularmente ocupado por los constantes embarazos, y sin poder salir del corral de su casa, cuidando a las gallinas y dándole de comer a los cerdos para su engorda.

Esa fue la clásica mujer del hogar rural, aquella mujer abnegada que en los años 1968 encontró respaldo a sus convicciones de humanidad en el movimiento mundial de la liberación femenina.

Hoy en día tenemos a una mujer independiente, liberada, participativa en el actuar de la toma de decisiones sociales y políticas, tal cual acontece con los equilibrios legales que se encuentran plasmados en nuestros ordenamientos Constitucionales, Tratados Internacionales y leyes ordinarias internas, bajo el esquema de la equidad de género.

A todo el esquema de legalidad anterior supra, hemos llegado en la tendencia filosófica de reivindicar el papel de la mujer en la sociedad moderna.

Mas, como justificar con todos estos avances significativos de legalidad y buen gobierno, la sombra oscura de la violencia intra-familiar tan creciente en nuestra sociedad, si contamos con toda una verdadera estructura antidelicuencial, para evitar la violencia de género.

Considero que ante los constantes retos de la vida moderna, tales como constantes gastos en los pagos de servicios, luz, agua potable, internet, gastos escolares, ropa calzado, comida, que cada vez son menos accequibles, pues el dinero del trabajo simplemente no alcanza a cubrir todas las necesidades, razón por la cual y ante la presencia dramática de estos aconteceres, es fácil caer en cólera y así se cae a los extremos.

Las discordias, los insultos y lo mas grave las lesiones físicas y morales no se hacen esperar y a consecuencia de ello, la inevitable intervención del estado a través de la llamada telefónica al 911, para que de inmediato acudan nuestros insignes hombres del buen comportamiento policiaco en auxilio de la o las víctimas.

El escándalo generado implicó la formación de una estela de inseguridad en todos sus aspectos, así como la mala imagen familiar y sus señalamientos por vecinos y familia.

El generador violentario detenido y propenso a enfrentar la formal acusación por el Representante de los intereses de la sociedad, y al Juez de la causa que de manera fría viene a emitir su esperada resolución.

Ante todo este esquema de vida, la reflexión de cómo evitar llegar a estos extremos es justamente mediante el rescate y práctica de valores de vida, aquellos que nuestros abuelos nos enseñaron en nuestra niñez y juventud, aquellos que figuran aún en la filosofía popular, muy sencilla de asimilar.

El respeto a la forma de ser, el carácter personal, gustos y atractivos, el apoyo a las necesidades intrafamiliares, la tolerancia y el dialogo constante, el análisis aunque en lenguaje sencillo y básico de las circunstancias de todos los órdenes, esas atinadas prácticas de familia, arribaran a un status de verdadera convivencia humana y logros de vida. SALUD.

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